Ecuadorian
Esta semana a sido extremadamente difícil para mi. Nada ha salido como lo he planeado y miren que rara vez me equivoco. Mi viaje a Los Angeles de esta semana quedó cancelado debido a diferentes factores, especialmente de desorganización. Mi registro para el nuevo semestre es una pesadilla porque dos de las tres materias que me faltan para terminar el primer certificado coinciden en horario y solo puedo agarrar una clase, y la otra simplemente no esta disponible y eso retrasa todos mis planes. Aparte de eso, lastimosamente no logre el puesto de supervisión que creí tener en mi mano por toda mi experiencia y cualidades competitivas. Todo esto paso el Viernes. Aparentemente el destino una vez más me dijo: con que muy sácale punta, ahí te va esto haber si como roncas duermes. Sin avisar me la dejo ir. Pero como SI SOY MUY SÁCALE PUNTA. Decidí darme un “break” y relajarme. Nada en este mundo divino, que aveces se nos convierte en un mundo vale verga; Absolutamente nada es mejor para desesterarse que una buena y lujuriosa noche de SEXOOOOOO!!!!
Tan grande a sido mi relajación de “triple round” que sin darme cuenta esta mañana me amaneció un espectacular “Giki” (Chupeton) en el cuello. Todo por mi descuido temperamental con el Ecuatoriano, un tipo que tenía tiempo invitándome a tomar o a comer y yo que son tan recatada no aceptaba... juran!
El muchacho tiene 33 años, como la edad del que mataron en la cruz. Barba cerrada, labios gruesos, mirada dormilona,los que me han leído constantemente ya se habrán dado cuenta que me gustan así, de mirada adormilada, por qué el 70 por ciento de mis encuentros son con hombres que coinciden en esa peculiar característica, lo encuentro tierno y sexy a la vez .
El ecuatoriano es alto, mucho para ser ecuatoriano, de piel muy pálida, como de vampiro. Con cada explosión
💥 en cada una de las tres veces deje ir cada una de las tres horrendas situaciones que atravesé el viernes, está ves las atravesadas eran más que placenteras.
Una a una sus caricias y besos deshacían mis tensiones, mis amarguras y desencantos. Dejo de existir el inoportuno sabor de la derrota, el hediondo olor de la molestia, pero sobre todo la chocante erosión que le causa al corazón sentir la envidia.
Somos gente que intenta no sentir tales sentimientos. Emociones que son necesarias para replantearse y evolucionar. Mientras tenía sexo salvaje y curaba mis tragedias, disminuía mi instinto animal y florecían mis sentimientos puros y delicados, convirtiendo esa noche de Sábado en una noche de amor que le regalé a un hombre americano de origen Ecuatoriano. Un hombre del que ni pregunté el nombre, un hombre que curo mis pesares y que como recompensa le regalé mis brazos por unas horas en los que durmió entre ellos de manera extasiada.
Gracias a él ahora estoy animada y restablecida. A llamado dos veces y mensajeado otras varias veces más. Sin embargo quedará allí en el recuerdo de quienes merecen uno de mis relatos pero no mis continuos pensamientos.
Levantare el rostro que decoro abundantemente cada mañana para lucir en “miss perfect” como me dicen en el trabajo. Mi andar es más fuerte que las piedras que he sorteado y seguiré sorteando en el trayecto de mi vida.
No vine a ver si puedo, si no porque PUEDO vine!!!
Tan grande a sido mi relajación de “triple round” que sin darme cuenta esta mañana me amaneció un espectacular “Giki” (Chupeton) en el cuello. Todo por mi descuido temperamental con el Ecuatoriano, un tipo que tenía tiempo invitándome a tomar o a comer y yo que son tan recatada no aceptaba... juran!
El muchacho tiene 33 años, como la edad del que mataron en la cruz. Barba cerrada, labios gruesos, mirada dormilona,los que me han leído constantemente ya se habrán dado cuenta que me gustan así, de mirada adormilada, por qué el 70 por ciento de mis encuentros son con hombres que coinciden en esa peculiar característica, lo encuentro tierno y sexy a la vez .
El ecuatoriano es alto, mucho para ser ecuatoriano, de piel muy pálida, como de vampiro. Con cada explosión

Una a una sus caricias y besos deshacían mis tensiones, mis amarguras y desencantos. Dejo de existir el inoportuno sabor de la derrota, el hediondo olor de la molestia, pero sobre todo la chocante erosión que le causa al corazón sentir la envidia.
Somos gente que intenta no sentir tales sentimientos. Emociones que son necesarias para replantearse y evolucionar. Mientras tenía sexo salvaje y curaba mis tragedias, disminuía mi instinto animal y florecían mis sentimientos puros y delicados, convirtiendo esa noche de Sábado en una noche de amor que le regalé a un hombre americano de origen Ecuatoriano. Un hombre del que ni pregunté el nombre, un hombre que curo mis pesares y que como recompensa le regalé mis brazos por unas horas en los que durmió entre ellos de manera extasiada.
Gracias a él ahora estoy animada y restablecida. A llamado dos veces y mensajeado otras varias veces más. Sin embargo quedará allí en el recuerdo de quienes merecen uno de mis relatos pero no mis continuos pensamientos.
Levantare el rostro que decoro abundantemente cada mañana para lucir en “miss perfect” como me dicen en el trabajo. Mi andar es más fuerte que las piedras que he sorteado y seguiré sorteando en el trayecto de mi vida.
No vine a ver si puedo, si no porque PUEDO vine!!!
Ishalaa 11/6/2017 12:24
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